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Cómo enseñarle términos de tu mundo a los lectores sin confundirlos

Términos nuevos y confusos pueden hacer sentir a tus lectores impactados y agobiados

Iniciar una historia en otro mundo es difícil. Para comprender lo que está sucediendo, los lectores tienen que aprender los nombres de las personas, especies, lugares y dispositivos especiales. Si lanzas demasiado rápido estos nombres contra tus lectores, quedarán agobiados. Pero si esperas demasiado, podrían quedar impactados cuando conozcan que los protagonistas son púrpuras y tienen alas. Ahora, cubramos cómo enseñarle a tus lectores términos de tu mundo sin hacerlos sentir como si estuvieran estudiando para un examen.

Haz obvios tus términos

A nadie le gusta cambiar un nombre después de que han escrito una enciclopedia de 200 páginas sobre un mundo, además de un manuscrito de 100 páginas. Pero darles a tus lectores una experiencia positiva comienza en la etapa de nombrar. Dependiendo de los nombres que escojas, los lectores comenzarán tu historia pensando “¡Oh, genial!” o rascándose sus cabezas.

En pos de la claridad podemos poner los nombres en tres categorías.

  1. Nombres que el lector ya conoce. Eso significa palabras como “troll” para una especie o “dispositivo warp” para una tecnología. Aquí no cuentan los nombres de los personajes, pero los nombres de los lugares podrían ser descriptivos, ejemplo: “Ciudad Cascada.”
  2. Nombres que le dan nuevos significados a palabras conocidas. Podrías tener una especie llamada “agarre” o un dispositivo especial llamado “tejedor.” Mientras que los lectores todavía tienen que aprender que significa, el nombre será fácil de recordar.
  3. Nombres que no están en el diccionario. Si llamas a tu especie “harroti” y a tu dispositivo un “werdle,” entonces estás comenzando desde cero en lo que se refiere a enseñar a los lectores.

Muchos worldbuilders crean mundos originales asumiendo que debido a que todo es de su creación, todo tiene que tener la 3 clase de nombres. Pero para los lectores, estos nombres no hacen sentir único al mundo; sólo lo hacen más difícil de comprender. Y si estás preocupado de que tener elfos y enanos hará derivativo a tu mundo, tengo noticias desafortunadas para ti: si estás usando especies humanoides inteligentes, tu mundo ya es derivativo. Eso está bien, todavía lo puedes hacer sentir fresco, pero los nombres de la categoría 3 no ayudarán.

En vez de ello, lo mejor es que mapees los elementos únicos de tu mundo original con cualesquiera palabras que estén ya disponibles. Muchos términos de ficción especulativa son extremadamente abiertos. Si tienes a una especie humanoide que es grande, o peluda, o está relacionada con la roca, o vive bajo estructuras similares a los puentes, de manera razonable pueden ser llamados “troles.”

“Pero, Chris,” podrías decir, “mi especie puede vivir bajo puentes, pero también respiran fuego.”

¿Así que tienes troles de fuego en tu ambientación? ¡Genial! Has subvertido agradablemente mis expectativas al darle a tus troles un rasgo único. Si te has inventado tu propio nombre único, no sólo perderías esta cualidad subversiva, sino que me tomaría más tiempo descifrar los fundamentos de tu especie. Mientras estoy pensando en eso, no estaré apreciando completamente cuán geniales son.

Algunos mundos populares y amados usan nombres sorprendentemente genéricos. En la franquicia de Avatar, las naciones son llamadas Nación del Fuego, el Reino Tierra, la Tribu Agua del Sur, la Tribu Agua del Norte y los Nómadas del Aire. Tolkien construyó un mundo increíblemente profundo y único, pero eso no evitó que adoptara montones de nombres reconocibles del folclore.

No me malentiendas, hay límites para usar palabras existentes. Si el nombre se siente engañoso, no te ayudará en nada. Por ejemplo, la novela The City in the Middle of the Night etiqueta a los alienígenas con nombres de animales terrestres. Los “cocodrilos” probablemente tienen un parecido más fuerte hacia las langostas que hacia cualquier reptil, y los “bisontes” son alguna clase de criatura enorme que sale de la nada bajando en picada lanzando relámpagos y desgarrando personas a la mitad. Esto es confuso, por no decir más.

En los mundos, los buenos nombres también comparten una temática, y algunas veces eso podría significar usar un conjunto de nombres menos conocidos que van de la mano. Por ejemplo, podrías usar nombres del folclore ruso. Pero incluso entonces, considera el lenguaje que habla tu audiencia primaria y qué será fácil para ellos comprender y diferenciar. Mientras que es beneficioso para los nombres transmitir la temática de tu mundo, si esos nombres son confusos, provocará más daño que bien.

Mientras menos intuitivos son tus nombres, más importante es que los hagas fáciles de diferenciar. Dale a tus términos letras de inicio diferentes, especialmente cuando tienes varios términos representando elementos que son similares, tales como dos personajes masculinos. La forma y longitud general de la palabra también importa. Para una narración hablada, darle a palabras similares sonidos vocálicos diferentes es de ayuda. Incluso si estás usando nombres descriptivos, evita reusar palabras distintivas. Tus lectores pueden mezclar a tus “Antiguos” con tus “Perdidos.”[1]

Modera la introducción de términos

Uno de los errores más comunes es intentar hacer que los lectores aprendan demasiados nombres en un período de tiempo muy corto. Si listas cuatro nombres nuevos en el mismo párrafo, tu historia se convertirá en la tarea. Darle a tus lectores algo de materiales de referencia al listar los linajes reales o mostrar las ciudades en un mapa no cambiará esto. Aun así, tu historia será una tarea; sólo haz hecho la tarea ligeramente más fácil.

Eso significa que, si tienes un mundo lleno de nombres únicos, necesitas establecer un ritmo razonable para enseñárselos a los lectores.

Juzga el ritmo correcto

Primero, evita introducir más de un término por párrafo. Ocasionalmente, querrás introducir dos debido a que están relacionados el uno con el otro, haciendo más natural el introducirlos juntos. En un párrafo de apertura, podrías introducir el nombre de tu protagonista además de otro término del mundo. El personaje principal es típicamente fácil de recordar, y los párrafos de apertura tienen mucho trabajo que hacer.

Sin embargo, no introduzcas más de un término nuevo en un párrafo sin una buena razón, y cuando lo hagas, pasa tiempo extra asegurándote de que se siente claro e intuitivo. Si los lectores tienen que detenerse y considerar a lo que te refieres, no será una experiencia tan buena para ellos.

Incluso si te limitas a ti mismo a una nueva palabra por párrafo, hacer eso para cada párrafo en una escena agobiará a los lectores. ¿Cuántos términos puedes introducir por escena? Eso es algo engañoso de juzgar, debido a que es la complejidad total la que importa, no sólo el número de términos nuevos: si los términos que estás introduciendo necesitan de un montón de explicación, necesitarás introducir menos términos a la vez. Una trama compleja también necesita de espacio que podrías estar usando para introducir a tu mundo o personajes.

Esta es la complejidad que consideraría razonable para la primera escena de una novela:

  • Dos nombres de personajes es un buen número a introducir en una escena. Esto te deja espacio para algo de worldbuilding, tal como una descripción de una ciudad de fantasía o una simple explicación sobre la especie de cada personaje.
  • Puedes salir librado si introduces cuatro personajes y enseñar todos sus nombres si todo lo demás es increíblemente simple. Eso significa nada de nuevos elementos fantásticos y sólo la trama más simple. Tu escena debería desarrollar esos personajes para ayudar a los lectores a diferenciarlos. Sin embargo, no sería capaz de describir demasiado su trasfondo.
  • Si quieres introducir dos naciones que están en guerra y explicar por qué está ocurriendo este conflicto, también podrías introducir al personaje principal y mostrar algunas personas sin nombres que no se espera que los lectores recuerden.

Recuerda que mientras intentar meter mucho dentro de una escena creará una mala experiencia, no sufrirás ninguna penalización al llenarla con menos de lo que potencialmente pueden absorber los lectores. Erra en favor de la precaución, a menos que retrasar información tenga consecuencias significativas para tu historia.

Prioriza elementos en tu inicio

El comienzo de una historia siempre está atestado; es crítico reducir el número de cosas en la que los lectores necesitan centrarse. Algunas veces, eso incluso significa cambiar tu escena de apertura. Iniciar con una conversación en una mesa inmensa llena de diplomáticos importantes es una mala manera de comenzar.

Sin embargo, sólo debido a que tienes muchas personas u otros elementos en una escena eso no significa que tengas que hacer una presentación completa. Las personas sin nombre que holgazanean en el trasfondo no agregan complejidad a menos que tengas que explicar quienes son o por qué están allí. Los lectores comprenderán que tus personajes están en camino a una ciudad sin saberlo todo sobre esa ciudad. También comprenderán que tu personaje necesita proteger un dispositivo sin saber lo que hace ese dispositivo.

Escoge qué explicar basado en los requerimientos básicos de la escena. Para la escena de apertura, generalmente, los lectores necesitan conocer al protagonista y comprender el problema inmediato que está enfrentando el personaje. Si tu personaje principal está regateando con un troll de fuego para evitar ser quemado hasta quedar crujiente, probablemente los lectores deberían saber que el troll puede respirar fuego. Si el troll será un personaje activo, dale a los lectores su nombre y desarróllalo un poco.

Por otro lado, si tu protagonista es parte de un grupo que está adentrándose en un edificio, el nombre del equipo, cuál es su misión y en contra de que se enfrentan es importante. Eso ya es un montón de información, así que presentar a los otros miembros del equipo debería ser dejado para una escena posterior.

Sacando del apuro a los lectores

Elementos que no son lo suficientemente importantes como para centrarse en ellos, todavía podrían necesitar ser presentados en tu primera escena. Cuanto sucede esto, la solución ideal es referirse brevemente a ellos con etiquetas genéricas. Un personaje que se está infiltrando en una fortaleza como parte de un equipo podría responder a las señales de su “capitán:” no necesita responder ante el “capitán Narro.” Si estás usando los nombres de la categoría 1, esos también funcionan de manera muy buena. Decir que tus personajes van a la “Ciudad Cascada” es tan claro como decir que están yendo a “la ciudad.”

Dependiendo de tu ambientación, también podrías necesitar manejar las expectativas del lector respecto a elementos que explicarás más tarde. Si tus lectores asumen durante la primera escena que todos en el equipo de infiltración son humanos o que la ambientación es la Tierra, será muy irritante cuando sepan que no es así.

Eso no significa que tienes que explicar la especie de cada personaje o soltar un bloque de exposición sobre tu ambientación. Todo lo que tienes que hacer es agregar algo de descripción corta para informar a los lectores sobre las diferencias. Busca algo sencillo que establezca de manera correcta las expectativas. Ve por las pinceladas anchas; más tarde puedes llenarla con detalles.

Digamos que tienes una especie que tiene la piel verde y es humanoide excepto por sus seis brazos. Querrás mencionar esos seis brazos, debido a que, por mucho, ese es el rasgo más remarcable. La piel verde no preparará a los lectores para los miembros extras. Sin embargo, tener seis brazos también es tan diferente de los humanos que los lectores podrían asumir que son un insecto. Así que, en este caso, también tendrás que agregar un poco de descripción para dejar claro que son mayormente humanoides.

Al juntar todo, podrías describir cómo el capitán de tu protagonista está haciendo algo con sus seis brazos, pero querrás retrasar el nombre del capitán o su especie.

Agrega términos dentro de la narración

Has seleccionado los términos que quieres introducir y has establecido un ritmo razonable. Así que, ¿cómo los haces funcionar? Tienes dos opciones básicas. Puedes introducirlos directamente y explicar los términos, o puedes mencionarlos de pasada, agregando contexto para ayudar a que los lectores comprendan lo que podrían significar. Démosles una mirada más cercana a estas opciones.

Explicaciones directas

Estás usando una explicación directa cuando enfatizas el término en una oración e insertas algo de exposición para definirlo o describirlo.

  • Se dirigieron a Cantara, una ciudad comercial en la frontera del reino que era conocida por sus mercados atestados y sus asesinos contrabandistas.
  • Kit era mi mentor. Ella tenía un don prudente para mostrarse más hábil que los nobles que miraban su rostro consumido y asumían que carecía de educación.
  • El piso estaba acentuado por un tejido rúnico. Estas líneas plateadas y pintadas formaban la base para cada hechizo elemental que se necesitaba que durase más de un instante.

La exposición te da la libertad de explicar lo que sea que necesites. Algunas veces querrás esa flexibilidad. Sin embargo, también viene con desventajas. Desde un punto de vista de estilo, se siente menos natural. Debido a que está poniendo freno a los eventos de la historia, también reduce la inmersión.

Desde el ángulo del aprendizaje, este nivel de franqueza y énfasis significa que le estás pidiendo a los lectores que recuerden el nuevo término. En el lado positivo, sabrán que es importante, así que será más probable que lo recuerden. En el lado negativo, le estás pidiendo un mayor esfuerzo mental. Si haces esto demasiado a menudo, muy pronto tu historia se convertirá en la tarea.

Dado eso, esto es mejor usado para elementos que son críticos para una escena o que quieres que los lectores comprendan bien. Eso hace que valga la pena la inversión extra. Pero incluso en esos casos, puedes no necesitar usa la exposición si puedes dejar claros tus términos y que sean memorables sin ello.

Menciones de pasada

El otro método es insertar la palabra dentro de una oración y esperar que el contexto te ayude a definirla para tus lectores.

  • Cargaron las nuevas compras dentro de los vagones y pusieron rumbo hacia Cantara, esperando alcanzar sus mercados para el siguiente mes.
  • Kit me empujó a un lado, sin duda para enseñarme a ser diplomática en vez de dar rienda suelta a mi temperamento.
  • La habitación tenía todo lo que esperaba del laboratorio de un mago: hierbas secas, cristales de visión y un tejido rúnico a lo largo del suelo.

A muchos escritores les gusta este método debido a que es más sutil. Además, si los lectores no comprenden completamente el término, no desajustará tanto la experiencia. Hay menos énfasis en el término, implicando que no es algo importante que necesitan descubrir y comprender. Debido a esto, tampoco se preocuparán demasiado por tener una información incompleta. Eso hace a este tipo de menciones un buen método para cosas que deben aparecer en la escena y no tienen etiquetas genéricas que puedas usar, pero que no estás listo para explicar completamente.

Sin embargo, confiar en el contexto hace más sencillo que los escritores se vuelvan perezosos. No puedes lanzar un nuevo término dentro de cualquier oración; tienes que asegurarte de que tus lectores tienen suficiente contexto para comprender el significado. Los lectores pueden no necesitar saber exactamente qué significa el término, pero necesitan saber si es una persona, un lugar o un vegetal.

Trabajar en algunas palabras adicionales para clarificar el término puede hacer una gran diferencia. He aquí una vez más esos ejemplos de contextos con algunas palabras cambiadas.

  • Cargaron las nuevas compras dentro de los vagones y pusieron rumbo hacia Cantara, esperando alcanzar los mercados de la ciudad para el siguiente mes.
  • Kit me empujó a un lado. Siempre la mentora vigilante, probablemente quería que aprendiera a ser diplomática en ver de dar rienda suelta a mi temperamento.
  • La habitación tenía todo lo que esperaba del laboratorio de un mago: hierbas secas, cristales de visión y un tejido rúnico pintado a lo largo del suelo.

Ahora podemos asegurar que Cantara es una ciudad, Kit es la mentora del protagonista, y un tejido rúnico es un patrón pintado y no un montón de tejido.

Todos los ejemplos anteriores introducen solamente un nuevo término. Si contuvieran más de uno, eso representaría usar palabras poco familiares para definir las palabras poco familiares. La cantidad de esfuerzo requerida para comprender un pasaje corto aumenta exponencialmente con cada palabra poco familiar en este. Ese es el por qué incluso si la complejidad total de tu escena es baja, no querrás poner demasiadas palabras poco familiares juntas.

Algunos lectores pueden decirte que disfrutan de descubrir las cosas, pero tendrán muchos puzles en los que trabajar incluso cuando eres tan claro como puedes ser. Si haces la comprensión de tu mundo más difícil de lo necesario, alejarás a los lectores que quieran relajarse y disfrutar el show.

Autora: Chris Winkle

Fuente: How to Teach World Terms Without Confusing Readers

Traductor: José Alejandro Cantallops Vázquez

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[1] Nota del traductor: Perdido en la traducción a lo que se refiere la autora, he aquí el original: Readers might mix up your “Old Ones” with your “Lost Ones.”

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