Al fin, tras unos cuantos días más de marcha, se alzaron ante ellos los añejos muros de Hime Sari: la ciudad más cosmopolita del mundo conocido, incluso más que la fanfarrona Pak—Semur, capital del antiguo imperio Varsói, justo a medio camino entre el poblado sur y el inhóspito norte. Los bromistas afirmaban que en la salida norteña había un cartel que rezaba: la civilización acaba aquí, un chiste al que los pobladores septentrionales no le encontraban ninguna gracia.
Sigue leyendo «Capítulo VII: Brisa, Roger Durañona» →