
Las luces de la villa palidecen en la niebla a mis espaldas.
Son escasas, pequeñas.
Recuerdo las fiestas de cosecha, las canciones en la noche, los coros que replicaban a otros coros viajando de poblado en poblado, los estandartes de los clanes ondeando sin órdenes de combate. Recuerdo los bailes en los puentes, los prados, las callejuelas.
Los colores, los niños, los juegos.
Pero no es este ya un tiempo de fiestas.
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