
La página en blanco es la archi-némesis del escritor. Pero no tiene sentido. Es el único momento donde tenemos toda la libertad de hacer lo que queremos. ¿No deberíamos animarnos por el nuevo inicio? ¿Un espacio en blanco?
Bueno, esa es la teoría. En realidad, todos queremos crear algo bueno. Y ese es el problema.
Al comienzo de un proyecto, es realmente difícil saber si al final terminará valiendo la pena. Lo que es peor, comenzamos a preocuparnos de si lo que sea que hagamos al comienzo no es lo suficientemente bueno, de alguna manera corromperá el resto del proyecto, y nuestros esfuerzos serán fútiles.
Al miedo al fracaso nos golpea más cuando estamos mirando a la página en blanco como si tuviera un mensaje para nosotros garabateado en los márgenes. “Asegúrate de no joder esto.”
Una vez que seguimos adelante, las cosas se vuelven menos desafiantes. Repentinamente, hay personajes interactuando los unos con los otros. Las posibilidades son todas interminables, pero un poco menos que cuando la página estaba en blanco. Y eso hace una diferencia enorme.
Escribir algo ancla tu pensamiento. Crea restricciones. Ya no tienes que idear algo perfecto. Ahora, tu tarea es hacer un poco mejor lo que tienes. Tienes que hacer que encajen las piezas del rompecabezas, y encontrar nuevas para llenar los espacios vacíos.
Lo bueno respecto a las restricciones creativas es que no tienes que esperar hasta que tengas algo en lo que trabajar para aprovecharte de ellas. Puedes establecer algunas limitaciones para ti mismo incluso antes de que comiences a escribir.
He visto a un fotógrafo callejero hacer esto de manera brillante. Cada vez que sale a tomar fotos, se dará a sí mismo algunas limitaciones. Una vez, decidió que sólo fotografiaría arcos, cualquier cosa que encontrara en las calles con la forma de un arco. Al siguiente día, sólo tomaría fotos que tuvieran ventanas o cristales en ellas.
En vez de andar por ahí fotografiando frenéticamente todo, evitaría todas las otras fotografías que normalmente hubiera tomado. Esto centró realmente su mente y lo forzó a sacar fotografías increíblemente creativas al contrario del lugar común de personas mayores bizqueando frente al lente de las fotografías callejeras.
¿Perdió algunas grandes fotos de esa forma? Probablemente. Pero nunca hubiera visto las que tomó si se dejaba a sí mismo distraer por todas las posibilidades.
Ahora, la gran pregunta: ¿cómo puedes aplicar esto a tu escritura? Toma decisiones por adelantado y apégate a ellas al menos hasta que has terminado el primer borrador.
Piensa sobre cuál es el género de tu historia. Los géneros tienen toda clase de tropos y limitaciones a los que necesitarás adherirte. Por ejemplo, los lectores de romance esperan finales felices. Si decides escribir un romance, ya no tienes que pensar sobre cómo terminará.
Zambulle a tus personajes en situaciones aleatorias y entonces piensa en cómo resolverán el problema.
Incluso puedes comenzar escribiendo un fanfic que use a tus personajes favoritos y entonces cambiarlos por otros originales.
Cualquier restricción es mejor que ninguna.
Las restricciones creativas son una herramienta fantástica si necesitas desbloquearte o quieres idear algo realmente creativo. Puede parecer que establecer un montón de restricciones limitará tus opciones, pero te liberará.
Hola, soy Radek 👋. Soy escritor, ingeniero de software y fundador de Writing Analytics —un editor y rastreador de escritura diseñado para ayudarte a derrotar el bloqueo de escritor y crear una rutina de escritura sostenible.
Traductor: José Alejandro Cantallops Vázquez
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