
Definición: estar asustado de algo; esperar una amenaza o peligro.
Señales físicas:
- La cara se vuelve cenicienta, blanca o pálida.
- Pelo erizado en la nuca y en los brazos.
- Olor corporal, sudores fríos.
- Manos húmedas.
- Labios y barbilla temblorosos.
- Tendones que sobresalen en el cuello, pulso visible.
- Los codos presionan las costillas, haciendo el cuerpo lo más pequeño posible.
- Quedarse inmóvil, sensación de arraigo al lugar.
- Parpadeo rápido.
- Hombros tensos.
- Mirar fijamente sin ver, cerrar los ojos o llorar.
- Manos apretadas bajos las axilas o abrazándose a sí mismo.
- Respiración entrecortada.
- Los músculos de las piernas se tensan, el cuerpo está listo para correr.
- Mirar a los alrededores, especialmente hacia atrás.
- Una voz chillona.
- Bajar la voz a un susurro.
- Mantenerse de espaldas a una pared o a una esquina.
- Temblar incontrolablemente.
- Sujetar algo con los nudillos blancos.
- Caminar con rigidez, las rodillas se niegan a doblarse.
- Gotas de sudor en el labio superior o la frente.
- Sujetarse a alguien.
- Los ojos se humedecen, demasiado brillantes.
- Tartamudear y pronunciar mal las palabras, temblores en la voz.
- Movimientos espasmódicos, retorcerse.
- Lamerse los labios, tragar saliva.
- Correr o esprintar.
- Pasarse la mano por la frente para quitar el sudor.
- Jadear y expulsar el aliento como si doliera.
- Gimoteo incontrolable.
- Suplicar, hablar consigo mismo.
- Sobresaltarse ante los ruidos.
Sensaciones internas:
- Incapacidad para hablar.
- Temblor en las extremidades.
- Contener un grito o llanto.
- Latidos acelerados, a punto de estallar.
- Mareos, debilidad en las piernas y las rodillas.
- La vejiga se afloja.
- Dolor en el pecho.
- Contener la respiración, tragar saliva para estar tranquilo.
- Un estómago que se siente duro como una roca.
- Hipersensibilidad al tacto y al sonido.
- Picos de adrenalina.
Respuestas mentales:
- Querer huir o esconderse.
- La sensación de que las cosas se mueven demasiado rápido para procesarlas.
- La mente imagina lo que podría suceder.
- Razonamientos erróneos.
- Adoptar un curso de acción sin pensarlo bien.
- Un sentido distorsionado del tiempo.
Indicios de miedo agudo o prolongado.
- Temblores incontrolables, desmayos.
- Insomnio.
- El corazón se rinde.
- Ataques de pánico, fobias.
- Agotamiento.
- Depresión.
- Abuso de sustancias.
- Alejarse de los demás.
- Tics (una mueca repetitiva, un movimiento de la cabeza, hablar consigo mismo).
- Resistencia al dolor por la descarga de adrenalina.
Puede escalar a: ira, terror, paranoia, temor.
Señales de miedo reprimido:
- Mantenerse en silencio.
- Negar el miedo mediante la distracción o el cambio de tema.
- Apartarse de la causa del miedo.
- Intentar mantener una voz ligera.
- Una sonrisa acuosa forzada.
- Enmascarar el miedo con una emoción reactiva (ira o frustración).
- Falsa bravuconería.
- Abusar de un hábito (morderse las uñas, morderse los labios, rascarse la piel hasta dejarla en carne viva).
- Un tono de broma, pero la voz se quiebra.
Fuente: The Emotion Thesauru: A Writer’s Guide to Character Expression – Becca Puglisi & Angela Ackerman
Traducido por: José Alejandro Cantallops Vázquez
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