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Viajar por agua antes de los motores de combustión

Por: Oren Ashkenazi

Hace algún tiempo, Chris escribió un excelente tratado sobre las dificultades de los viajes por tierra antes de los motores de combustión, y ahora es momento de cubrir la otra mitad de esa ecuación. El agua cubre la mayoría de la superficie de nuestro planeta y los viajes son un elemento común de la fantasía. Ya sea si tu historia es una de aventuras con todas la de la ley con piratas y corsarios o simplemente toma un desvío a través del agua en la búsqueda de una trama, vale la pena tener una comprensión básica de cómo los humanos manejaron los viajes por el agua en los días anteriores al vapor.

¿Por qué las personas viajaban por el agua?

El viaje por agua tiene una larga tradición debido a que es casi siempre más eficiente que el viaje por tierra. Eso suena contraintuitivo. Después de todo, somos mamíferos terrestres, así que ¿cómo el agua podría ser un mejor medio de desplazamiento que la buena y vieja tierra firme? Aquí es donde la tecnología entra en la imagen.

Podemos caminar mucho más eficientemente de lo que podemos nadar, pero los botes cambiaron ese escenario por completo. Un bote pequeño puede transportar más de un humano, algo que pueden hacer otras opciones de transporte terrestre como carretas y animales de carga. Las carretas requieren carreteras y los animales necesitan ser alimentados. Mientras que el agua puede soportar una vasta cantidad de peso y con una proa hidrodinámica, es relativamente un obstáculo menor.

Ese es el porqué, históricamente, las personas viajaban por agua cuandoquiera que era una opción. Ya sea que estuvieran comerciando, colonizando o explorando, un navío siempre derrotaba al caminar. Incluso constructores de carreteras prodigiosos como Roma y China preferían usar agua cuando estaba disponible, así que puedes imaginar cómo culturas tecnológicamente menos avanzabas aprovechaban la posibilidad de usar estas autopistas de origen natural.

Eso no quiere decir que las personas siempre viajaron por el agua de la misma forma. La tecnología, el medioambiente y las tradiciones marítimas, todas tuvieron efectos importantes en cómo viajaban las personas, para no decir nada de las motivaciones económicas o militares. Incluso así, hubo unos pocos elementos comunes que podemos examinar y que te ayudarán a retratar un viaje por mar en cualesquiera mundos que sueñes.

Paisaje marino

Más que nada, el tipo de vía fluvial era un factor importante en determinar que tipo de viajes emprendían las personas. Los ríos actuaban como carreteras naturales y eran tan buenos en la agilización del comercio que los humanos han estado cavando durante muchos tiempos los suyos propios. Quizás el más famoso es el Gran Canal, construido y expandido a lo largo de siglos por múltiples dinastías chinas.

Grandes cuerpos de agua como los lagos o mares interiores también eran grandes facilitadores del comercio y el viaje. Los mares Mediterráneo, Negro y Caspio eran los suficientemente amplios para que una gran variedad de pueblos viviera alrededor de ellos, pero lo suficientemente pequeños para que cruzarlos fuera relativamente fácil. Esto creó amplias redes de culturas interconectadas, unidas por el hecho de que viajaban por el agua. Bajo las condiciones correctas, estos océanos facilitaban también el crecimiento de imperios. Hay una razón por la que los romanos se expandieron primeramente alrededor del Mediterráneo: hacía más fácil de administrar su vasto territorio.

Finalmente, llegamos a grandes océanos como el Atlántico y el Pacífico. El océano Pacífico está puntuado con islas, lo cual animó a las personas a aventurarse fuera y explorar, como podemos ver en el triángulo de la Polinesia. Mientras que la civilización en la cuenca del mediterráneo todavía estaba recuperándose del colapso de la Edad de Bronce, los grandes buscadores de caminos polinesios estaban navegando desde Asia tan al norte como Hawaii y tan al este como Rapa Nui.

Por otra parte, los océanos sin muchas islas no inspiraban mucho más allá del viaje costero. Cruzar esa cantidad de agua era extremadamente difícil y no ofrecía ninguna recompensa obvia. Esta es una de las grandes razones del por qué los vikingos llegaron a Norteamérica mucho antes de que llegara Colón. Los vikingos saltaban de islas a lo largo del Atlántico Norte, así que podían hacer el viaje en naves más simples con menos riesgo de muerte. Mientras tanto, la corona española sólo envió expediciones hacia el oeste una vez que tuvo navíos avanzados como la carraca y la carabela, además del incentivo financiero de las especies de la India.

El viento y el clima también tienen un impacto importante en cómo se viaja a través del agua. Muchas partes del mundo tienen tormentas estacionales que hacen peligrosos los viajes, así que todos los viajes antiguos eran realizados durante épocas del año más placenteras. En los tiempos de la antigüedad clásica, era común que los puertos mediterráneos cerraran durante la mitad del año para sobrevivir a las tormentas, e iniciaban una actividad frenética durante los meses de navegación disponibles.

Mientras tanto, la dirección de los vientos y las corrientes creaban rutas “ascendentes” y “descendentes,” incluso a través de aguas en calma. Si el viento soplaba normalmente hacia el sur, el viaje en esta dirección sería relativamente fácil, pero los viajes de regreso serían difíciles y consumirían tiempo. Afortunadamente, a menudo los vientos cambiaban de dirección dependiendo de la estación. En el océano Índico, los vientos de verano del noreste llevaron a las naves egipcias y, más tarde, a las naves romanas hasta el subcontinente indio, mientras que los vientos de invierno del suroeste los enviaban de regreso. La sincronización de estos cambios de viento era crítica, así que los aspirantes a navegantes tenían que estudiarla.

Modos de propulsión

No importa si tus personajes viajan por ríos, lagos u océanos, sus naves necesitarán algún modo de llegar desde el Punto A al Punto B. Las opciones de propulsión eran limitadas en un mundo sin motores de combustión, pero eso no significaba que los marineros antiguos carecieran completamente de opciones. Démosles una mirada a los tres tipos principales.

Remos

Los músculos humanos depredan incluso las tecnologías más tempranas, y los remos nos dejan usar esos músculos para desplazar los botes. En un mundo sin motores de combustión, casi toda embarcación necesitaba ser capaz de usar remos en algún grado como reserva, pero muchos de los navíos se las arreglaban bien con remos como su fuente primaria de poder.

El ejemplo más obvio eran los botes pequeños como las canoas o los convenientemente llamados botes de remos. Estas pequeñas embarcaciones estaban diseñadas generalmente ya sea para viajes cortos o para ser operadas tierra adentro, donde los viajeros no podían contar con el viento. Era relativamente fácil para una persona impulsarse con los remos, aunque podía volverse cansino a lo largo de una gran distancia o en contra de corrientes fuertes. A veces, en aguas menos profundas, los viajeros usaban en vez de remos una larga pértiga.

Pero no sólo era el pequeño bote el que confiaba en el poder del remo. Algunos de los navíos de guerra más famosos estaban impulsados por remos, desde la galera hasta el icónico trirreme. Específicamente, ¿por qué naves de guerra? Debido a que los remos proveían velocidad y precisión en distancias cortas, exactamente lo que necesitaban los antiguos almirantes. Estos navíos tenían ciento de remeros acomodados en varios bancos, y los trirremes más rápidos podían alcanzar alrededor de 11,5 nudos (alrededor de 21 kilómetros por hora) durante breves períodos de tiempo. Eso era centelleantemente rápido comparado con otras naves de su momento, y algo que le daba a los capitanes una gran excusa para gritar “¡velocidad de choque!”

Además de la velocidad, los remos también ofrecían confiabilidad. No había riesgo de que el viento dejara de soplar en un momento crítico en la batalla y dejara a la nave varada. El gran costo era la eficiencia. Grandes naves necesitaban muchos remeros, alrededor de 170 para un trirreme de buen tamaño, más de ¾ de la tripulación. Esa cantidad de personas requerían mucha comida, especialmente cuando estaban realizando el trabajo duro de remar y, debido a que eran tantos, no había mucho espacio a bordo para nada más.

Ese es el por qué los navíos remeros más grandes tendían a operar en un rango corto y raramente eran usados para el comercio. El trirreme era un poco extremo en este aspecto, pero incluso navíos posteriores como la galera estaban claramente diseñados para ser navíos de guerra de un rango corto de operaciones.

Velas

El problema con remar era que se requería mucho trabajo para impulsar un navío basado en el poder muscular. En vez de eso, ¿por qué no dejar que el viento haga el trabajo? Okey, navegar con velas también requería un montón de trabajo y vamos a abordar eso, pero la ventaja queda clara: las velas eran vastamente más eficientes en las largas distancias que los remos.

Esto era cierto incluso en los niveles tecnológicos más bajos. Los remeros podían producir mayores estallidos de velocidad que las velas, pero eventualmente incluso los humanos más en forma se cansarían; mientras tanto, el viento seguiría soplando. Las velas también ocupan mucho menos espacio que los remeros, lo cual significaba más espacio para pasajeros y hacer negocios. Casi todas las naves mercantes de la antigüedad clásica estaban impulsadas por velas y eso fue cuando la tecnología de las velas todavía estaba en pañales.

En niveles de tecnología superiores, las ventajas de las velas se volvían incluso más pronunciadas. El poder de las velas escalaba mucho más que el de los remos, lo cual significa navíos mucho más grandes. Impulsar una nave del tamaño del HMS Victory con remos hubiera sido una pesadilla, pero las velas hicieron el trabajo de manera excelente. Las velas también significaban más espacio para cañones, lo cual es la razón del por qué vemos una caída brusca de las naves impulsadas por remos después de la introducción de la pólvora.

La desventaja de la navegación propulsada por velas era la misma que le daba una ventaja tan amplia: el poder del viento. De manera inmediata, los vientos no siempre soplaban y su confiabilidad dependía mucho de en que parte del mundo estaba el navío. Pero asumiendo incluso que tu navío no estuviera en calma chicha, obtener poder de una fuente externa hacía que operar la nave fuera mucho más complicado. Incluso un ligero giro podría convertirse en una intrincada maniobra, requiriendo que muchas velas de la nave fueran recortadas[1] y ajustadas hasta un grado preciso.

Un problema final era que a menudo el viento soplaba en cualquier otra dirección que en la que querían ir los viajeros. Algunas veces soplaba en la dirección opuesta. Una nave podía mitigar este problema hasta cierto punto al ajustar el ángulo de sus velas, pero este método era limitado. Velas especiales como la latina y la cangrejera también ayudaban, pero una vez que el viento estaba soplando directamente en tu contra, la única opción era cambiar de rumbo. Básicamente, eso significa adoptar un curso en forma de zigzag, yendo de derecha a izquierda a través del viento, como las autopistas en una colina realmente inclinada. Como puedes imaginar, esto tomaba un largo tiempo.

Animales

Esto puede sonar como una broma si no te gusta la trivia náutica, pero te prometo que los botes impulsados por animales eran reales. Cada ejemplo que he encontrado ha usado caballos, pero hasta donde puedo comprender, probablemente si querías podías emplear otras bestias de carga.

El mecanismo era bastante simple. Dos caballos caminaban alrededor una rueda de molino plana y circular conectada a un eje. Este eje conectaba con una rueda de paletas, generalmente a un lado del navío, lo cual proveía empuje. Hubo al menos un experimento usando tornillos infinitos en vez de ruedas de paletas, pero no llegó muy lejos.

Eso suena genial debido a que obtienes propulsión cuandoquiera que la necesites y no necesitas a todas esas personas para remar. Así que, ¿por qué todos no hacían uso de este excelente modo de viajar? Primero, una rueda de molino que se conectaba a un eje y este a unas ruedas de paletas era realmente tecnología muy avanzada. Requería una serie de manivelas y engranajes que muchas culturas simplemente no tenían.

Más importante, este tipo de propulsión ofrecía muy poco poder. Los caballos eran caros y muy grandes; simplemente no era práctico poner a más de un par en cualquier navío. Ese es el porque fue usado más a menudo en ferries en ríos pequeños. La velocidad no era un gran factor en estos cruces, y los ferries no tenían que luchar en contra de corrientes o la marea.

Una manera alternativa de usar animales en los viajes acuáticos era tener a un caballo, buey o burro en la orilla, tirando con una cuerda de un bote o una balsa. Para naves más grandes, podías usar un equipo de animales. Esto sólo funcionaba en aguas excepcionalmente calmas y más a menudo en canales.

La construcción del navío

De lo que está hecho tu navío y cómo es creado son cosas tan importantes como lo que lo impulsará. De hecho, a menudo estos dos están vinculados. Las velas pueden impulsar naves verdaderamente grandes, pero eso no funciona si tu casco se desarma con ese tamaño.

Material

Para navíos menores, había disponible una amplia variedad de materiales. Alguna vez el papiro fue usado de manera común para crear botes a lo largo de todo el mediterráneo y partes de África. De hecho, hoy todavía se usa, y no es difícil ver el porqué. Las cañas de papiro eran muy ligeras, crecían rápidamente en vastas cantidades y se le podía dar la forma de un bote con poco más que herramientas manuales y habilidades de trenzado. Estos botes de caña servían muy bien para pescar, transporte personal y el acarreo de cargas ligeras.

Lo crean o no, era incluso posible usar metal, aunque este era históricamente raro. En el mundo real, las naves impulsadas por velas con cascos de hierro llamadas buques de velas no surgieron hasta mucho después de que los motores de combustión se convirtieran en un lugar común. Más probablemente, el metal sería usado como protección, ya sea del fuego de cañones o del mismo mar. Pensamos en el blindaje como sinónimo de motores de vapor, pero las naves tortuga coreanas tuvieron armaduras de metal mucho antes, en los 1400. Mientras tanto, forros de cobre y plomo han sido largamente usados para mantener a los moluscos alejados del casco.

Pero, por supuesto, el patrón de oro de la construcción de navíos era probablemente la madera. La madera era fuerte, ligera y literalmente crecía en los árboles. Cuando estaban disponibles, las maderas duras como el roble eran generalmente el tipo de madera más preciada para la construcción acuática, debido a que era fuerte y resistente a la absorción de agua. Sin embargo, estas maderas duras eran caras y en su lugar eran usadas maderas de calidad inferior. El modelo “corazón de roble” era particularmente popular, con partes importantes como la quilla hechas de madera dura y madera más barata para llenar el entablado.

Métodos

Una vez que has decidido de que están hechas tus naves, es momento de considerar cómo son hechas. Todas las naves son más largas que anchas, pero la proporción es importante. Es una relación simple: navíos más estrechos son más rápidos, mientras que navíos más anchos pueden llevar más carga.

Las naves de carga casi siempre favorecerían la capacidad de carga por encima de la velocidad a menos que estuvieran transportando bienes perecederos. Para los pasajeros, dependía de la riqueza. Las personas ricas podían pagar por una nave rápida, mientras que viajeros más pobres tenían suerte si conseguían una bañera que hacía aguas. La velocidad tendía a ser un mayor factor para las naves de guerra, pero no siempre era enfatizado. Si los cañones eran un lugar común entonces, llevar más armas podría ser más importante que la velocidad.

Hablando de velocidad, las proas con forma de V eran más hidrodinámicas y es fácil para los autores occidentales el imaginarlas como universales. Pero ese no era el caso. Un gran número de diseños exitosos han usado proas redondas o incluso cuadradas, tales como la panokseon coreana y las grandes naves del tesoro chinas. Estos diseños reducían la velocidad, pero tendían a tener una mayor estabilidad y maniobrabilidad.

Una desventaja de los cascos de madera era que la madera absorbía agua. Los cascos saturados de agua goteaban, eran más pesados y era más probable que se deshicieran con el mal clima. Si era posible, los cascos eran sellados para ralentizar el proceso, generalmente con brea o alquitrán. Sin embargo, a menudo eso no era suficiente, y era una práctica común varar naves menores cuando no estaban siendo usadas.

Si quieres adentrarte en los entresijos de la construcción de naves, puedes considerar si los calafateadores de tu mundo usan el método clinker o carvel. En la construcción clinker, cada plancha de madera recorre la longitud completa de la nave y las planchas se solapaban las unas con las otras para una mejor impermeabilización. Esto resultaba en una nave que era al mismo tiempo flexible y fuerte, pero también de tamaño limitado. Una nave construida con el método clinker sólo podía ser tan larga como altos eran los árboles usados para sus planchas. Muchas naves y botes han usado este método, pero probablemente estés más familiarizado con las naves largas vikingas, el modelo más capaz de su momento.

La construcción carvel, por otra parte, usaba clavijas para unir planchas más cortas y las planchas no se solapaban. La principal ventaja es que las naves construidas con el método carvel no estaban limitadas por el tamaño del árbol. Por la misma razón, las naves carvel no se comportaban tan bien en los océanos revueltos, y eran más difíciles de hacer impermeables.

Operando un navío

La primera cosa que debes comprender sobre los navíos es que son ridículamente complejos. Fácilmente puedes ahogar a tu lector con jerga náutica respecto a arrugas holgadas, el alza de la soga atirantadora y las guindalezas. ¿Qué comprendería si le dijeras que braceara hacía adelante o que recogiera la vela mayor? Esto se aplica a aspectos aparentemente campechanos de la navegación marítima. La mayoría de las personas saben que es una vela, pero ¿cuántas están preparadas para aprender la diferencia entre las reales, la gavia, la rastrera y “botavara?” A menos que tu historia esté realmente centrada en los detalles, lo mejor es pasar una pátina sobre la terminología exacta y apegarte al lenguaje más simple que la audiencia puede comprender.

En vez de eso, por lo general, la mejor práctica es transmitir el sentimiento de manejar un navío más que ahogarte en detalles. Para ese fin, recuerda que las naves necesitan muchas personas trabajando en paralelo para funcionar. Eso es cierto incluso hoy en día y sólo se vuelve más importante con menos automatización. Una pequeña canoa o bote de remos podría ser operado por una sola persona, pero cualquier cosa más grande que esa y necesitarás pensar en la coordinación.

Las naves más grandes no eran simplemente maniobradas por el capitán frente al timón o el remo de dirección. Toda la tripulación tenía que actuar como una sola, y eso requería que las órdenes fueran comprendidas claramente por cada marinero sobre el bote. En naves pequeñas, el capitán podría lograr esto sólo con el poder de su propia voz, pero en navíos más grandes eso no era suficiente. Así que, ¿cómo transmites las órdenes desde el puente a la popa sin un intercomunicador? Sencillo: una línea de marineros que se paraban a la distancia de un grito el uno del otro, repitiendo las órdenes del capitán. Esto también funcionaba a la inversa. El capitán dependía de las advertencias del vigía de la nave y otras postas vitales para determinar un curso.

Para naves de remos, era importante que cada remero estuviera operando coordinadamente, especialmente para maniobras delicadas y precisas. Un oficial establecía el ritmo, a menudo golpeando un tambor, y la velocidad de todo el navío era determinada por durante cuánto tiempo eran capaces de mantener el ritmo los remeros.

Las naves impulsadas por vela eran un orden de magnitud más complicadas. Recuerda, las velas no generan su propio poder; lo toman del viento. Eso significa que un navío de vela simplemente no podía cambiar la dirección de su impulso de la manera en que podía hacerlo un trirreme. Los timones y los remos de dirección todavía eran importantes, pero igual de importante era ajustar las velas.

¿Te has preguntado alguna vez por esos incontables pies de cuerdas entrecruzando el puente de las viejas naves? La mayoría de esas cuerdas existían para que así la tripulación pudiera ajustar las velas cuando la nave estaba maniobrando. Si el capitán ordenaba un giro, la tripulación tiraba de las cuerdas que giraban las velas para atrapar la cantidad justa de viento. Dependiendo del giro, sería necesario enrollar algunas velas, mientras que otras eran dejadas abajo. Si esto no era hecho de manera correcta, entonces el mejor escenario era un tiempo perdido mientras la nave se movía torpemente y con dificultad. El peor escenario era una colisión o la nave volcándose debido a que había atrapado mucho viento en la dirección equivocada.

Estas maniobras se volvían incluso más complicadas en lugares estrechos o con un viento que no cooperaba. Mi favorito personal es el llamado boxhauling, donde el navío avanza temporalmente en reversa mientras hace girar al puente. Hay mucho material para maniobras excitantes en alta mar: sólo recuerda que esto no es algo que tu personaje principal hace de manera aislada.

Tripulación y pasajeros

Una cosa que casi todas las naves tienen en común es que están atestadas. El espacio es un lujo en el mar, y los navíos premodernos necesitaban de muchas personas para operar. Los trirremes necesitaban tripulaciones tan grandes que apenas había espacio para nada más abordo. Las naves de vela eran un poco más espaciosas, pero todavía eran un montón de personas. Completamente cargado, el USS Constitution llevaba una tripulación de alrededor de 450 personas, mientras que el HMS Victory estaba cerca de los 850.[2]

Las condiciones en las que trabajaban estos marineros dependían grandemente de su contexto cultural. En la antigua Grecia, a los marineros se les pagaba relativamente bien y casi nunca eran esclavos. Por otra parte, los poderes posteriores del mediterráneo estaban felices de esclavizar a cualquiera que pudieran encontrar para trabajar en los remos, que es de donde obtenemos el término de galera de esclavos.

Podías esperar que una nación confiara en su armada para mejorar las condiciones, pero a menudo ese no era el caso. Desde los 1600 en adelante, Inglaterra, y más tarde el Reino Unido, dependía de su armada para obtener poder y prestigio, pero la vida a bordo de una nave británica era tan mala que a menudo la Armada Real presionaba a los civiles a un servicio obligatorio. Estamos hablando de mala comida, disciplina brutal y una alta probabilidad de nunca volver a ver el hogar.

Incluso en mejores circunstancias, la mayoría de los marineros vivían en habitaciones extremadamente estrechas, durmiendo en hamacas que amortiguaban el constante balanceo de la nave. Los oficiales lo tenían un poco mejor, pero las cabinas privadas eran algo prácticamente desconocido, reservadas sólo para el capitán o pasajeros extremadamente ricos. Casi siempre era mejor dormir en la costa cuando era posible, ya sea en verdaderos alojamientos o simplemente acampar en la playa.

Debido a todo eso, la tripulación de una nave debía ser habilidosa o de otra forma las complejas maniobras de la nave serían imposibles. Aceptar una tripulación completamente novata era un verdadero riesgo, incluso con oficiales experimentados. A menudo los pasajeros también eran convocados a trabajar, y un marinero habilidoso podía ser capaz de pagar por su viaje solamente con su trabajo.

Agua y nutrición

Sin refrigeración, llevar provisiones en un largo viaje era difícil. Al menos los botes de río podían detenerse para forrajear, pero todavía enfrentaban todas las dificultades de aquellos que viajaban por tierra. Las naves en mar abierto tenían un problema extra: no hay ningún lugar donde detenerte por suministros, a menos que te topes con una conveniente isla.

Lo que es más, el agua transportada a bordo tenía una tendencia a ponerse mala rápidamente debido a los numerosos microbios que la adoptaban como residencia. Ese es el por qué muchos navíos históricos usaban cerveza o alguna otra bebida fermentada, dado que el proceso de fermentación mantenía a los microbios a raya mucho más tiempo. Algunas naves utilizaban formas primitivas de desalinización, pero esta no era muy práctica, mayormente debido a que evaporar agua requiere calor y las naves no tenían mucho combustible extra por los alrededores.

En viajes largos, casi toda la comida tenía que ser preservada, con carne salada y galletas marineras siendo el principal sostén de las tripulaciones europeas. Los marineros pescarían cuando pudieran, pero lo que atrapaban era generalmente poco más que un suplemento a su dieta normal.

Conseguir suficientes calorías podía ser un problema, pero eso no es nada comparado con el riesgo de insuficientes nutrientes y ese es el por qué tenemos que hablar del escorbuto. Sin adentrarnos en los detalles sangrientos, el escorbuto es una enfermedad debilitante y mortal causada por una carencia de la vitamina C, una que los humanos no pueden sintetizar por su cuenta.

La mayoría de las personas del pasado y del presente conseguían su vitamina C de las frutas frescas y los vegetales, algo que era notablemente difícil de traer en largos viajes. Generalmente, el escorbuto se manifestaba entre las seis a doce semanas, así que no era una gran preocupación para viajes cortos, pero tendrás que considerarlo para cualquier viaje largo.

El truco con el escorbuto es que realmente no es tan difícil de curar si sabes que lo provoca. Los cítricos son una opción famosa, pero hay muchos otros, la mayoría de ellos más baratos. El jugo de cebolla contiene suficiente vitamina C, así como las papas si tu mundo las tiene. Ambas opciones son fáciles de transportar a bordo de las naves y con eso sólo estamos arañando la superficie.

Así que, si la cura al escorbuto es tan simple, ¿por qué históricamente era un problema tan grande? Mayormente debido a que era una enfermedad muy difícil de investigar sin la tecnología moderna y los investigadores históricos no tenían idea de lo que estaban buscando. La existencia de la vitamina C no fue probada hasta 1930, y la manera en que se manifiesta el escorbuto ofrecía muy pocas pistas sobre sus causas. Recuerda, no aparece hasta al menos seis semanas después de que un paciente haya dejado de obtener vitamina C. Con un retraso tan largo, no es sorpresa que los médicos no saltarán inmediatamente con la idea de que la carencia de vegetales era la causa.

Además, era realmente fácil confundir el problema. El jugo puro de los cítricos curaría el escorbuto, pero al hervirlo para un mejor almacenamiento destruía la mayoría de la vitamina C, haciendo inservible al jugo. ¿Es acaso sorprendente entonces que tantos marineros que tomaban esta cura inefectiva concluyeran que lo de los cítricos debía ser una estupidez? Si eso no fuera suficiente, en numerosos casos se agregaba más lodo al agua. Muchas culturas inuit vivían en base a dietas de sólo carne sin nunca tener escorbuto, lo cual parecía desacreditar a una carencia de vegetales como la causa. Lo que los doctores del momento no sabían es que la dieta inuit proveía mucha vitamina C a través de carnes particulares como el hígado de caribú o los cerebros de foca, algo que no era probable que comiera un marino europeo.

La cuestión de la cerveza de abeto

Si te lo estás preguntando, algo de esta controversia continúa hoy en día. Hay numerosos registros históricos que claman que la cerveza de abeto curaba el escorbuto, y a primera vista parece sostenerse. Después de todo, las agujas del abeto contienen mucha vitamina C. Mientras investigaba para este post, me encontré con varios artículos que aceptaban a la cerveza de abeto como una cura para el escorbuto basados en este razonamiento. Pero resulta que, realmente, el proceso de fermentación destruye la mayoría de la vitamina C, y lo poco que queda se disuelve después de unos pocos días almacenada.

Así que, ¿cuál es el asunto con todos esos registros históricos? No puedo decirlo con seguridad, pero mi mejor suposición es que surgieron de la confusión con una infusión acuosa de abeto o té de abeto. Este brebaje retiene una cantidad decente de vitamina C y he encontrado unos pocos registros de que los nativos americanos lo usaban para pasar los meses de invierno cuando los vegetales eran escasos. Compartieron este conocimiento con los primeros exploradores europeos, quienes pensaron que si el té de abeto funcionaba, ¡la cerveza de abeto sería incluso mejor! Desde allí, puedes culpar a los falsos positivos. Cualquiera que bebiera cerveza de abeto y no cogía escorbuto, era gracias a la cerveza de abeto. Cualquiera que bebiera cerveza de abeto y cogiera escorbuto era eliminado debido a que era una anomalía.

Las buenas noticias para los worldbuilders es que la naturaleza inusual del escorbuto lo hace una enfermedad completamente opcional. Si no estás interesado en mostrar sus horrorosos efectos, todo lo que debes hacer es describir cómo los marineros en tu mundo beben un poco de jugo de cebolla para evitar que les sangren las encías. Por otra parte, si las enfermedades espantosas son tu miel, entonces tienes muchas justificaciones para usarla.

Navegando sobre el agua

Desplazarse sin Googles Maps es engañoso, no importa de donde seas, pero el viaje acuático posee algunos desafíos únicos. Si estás viajando por un río, tienes todas las dificultades normales de la navegación por tierra, además de que el mismo río puede ser un problema. Los obstáculos sumergidos no siempre son aparentes hasta que un bote pasa por encima de uno, así que generalmente es una buena idea enviar un grupo de avanzada para explorar y ver si hay algún problema. Si el río se ha vuelto impasable, los viajeros tienen que decidir si proceden a seguir a pie o cargan sus botes por tierra más allá del bloqueo.

Para los viajes oceánicos, hay una buena oportunidad de que los viajeros harán todo lo que puedan para mantener tierra a la vista. La orilla ofrece algo para guiarse en la navegación y refugio de cualquier mal clima que pudiera surgir, además de una oportunidad de detenerse y reabastecerse. Pero quedarse demasiado cerca de la costa tiene sus propios problemas. Las aguas superficiales significan que es más probable que la nave golpee un arrecife o un banco de arena, especialmente de noche cuando la misma costa es casi invisible. Esa es una de las razones por las cuales los faros eran tan importantes: dejaban saber a las naves dónde estaba la costa.

Seguir rutas predecibles al alcance de la vista de tierra también hacía a los viajeros mucho más vulnerables a los ataques, debido a que cualquier bandido o bucanero sabía dónde encontrarlos. Estas rutas también podían ser realmente ineficientes, alejando mucho a las naves de su camino. Pero a menudo estos costos valían la pena ser tomados para evitar las dificultades del océano abierto.

Estas dificultades eran muchas, la más inmediatas eran que el océano provee pocos puntos de referencia. Sólo es agua tan lejos como puede ver la vista. Si los viajeros eran lo suficientemente afortunados de tener una brújula, al menos podían saber en que dirección se estaban dirigiendo, y podían usar la posición del sol para calcular su latitud. Esto no era agradable para el navegante, debido a que involucraba tener que mirar mucho al sol, pero era factible. Sin embargo, calcular la longitud requería de un reloj preciso que funcionara a bordo de la bamboleante cubierta de la nave, algo que no fue inventado en el mundo real hasta mediados de los 1700.

Sin un reloj, la mejor opción de los viajeros era la llamada navegación de estima. Básicamente, apuntaban la nave en la dirección que querían ir, entonces intentaban navegar en una línea completamente recta, manteniendo registro de la longitud de la nave al medir su velocidad. Por lo general, este método era lo suficientemente preciso para hacer que una nave cruzara el Atlántico, pero eso era lo mejor que se podía decir de ella.

Otra forma de navegar que no requería longitud, latitud o incluso compases era simplemente conocer muy bien el medioambiente. Así es como los polinesios encontraban sus caminos, construyendo, de manera eventual, una de las civilizaciones más extendidas de la Tierra. Puede que hayas escuchado que los buscadores de caminos polinesios memorizaban las estrellas, y lo hacían, pero era mucho más que eso.

A través de la observación precisa, los buscadores de caminos aprendían los patrones en las corrientes oceánicas y los usaban para determinar la dirección. Observaban las partes bajas de las nubes distantes, y cuando las nubes se volvían marrones, eso indicaba que había una isla más allá del horizonte. Incluso estudiaron la vida salvaje y cómo saber cuán cerca de tierra estaban basados en qué pájaros o peces encontraban. Este método requería un alto grado de habilidad, pero también familiaridad con el área que estaba siendo navegada. Era mucho menos probable que funcionara en algún otro lugar donde nunca hubiera estado el navegante.

En una era antes de los motores de combustión, los viajes acuáticos eran extremadamente difíciles y llenos de peligro. Eso podía haber sido un peso para nuestros ancestros, pero es una gran ayuda para nosotros, los narradores de historias de hoy en día. Podemos conseguir todo tipo de conflictos deliciosos desde simples problemas mundanos con los viajes oceánicos, antes de que incluso pensemos en agregar magia o monstruos. Ahora, si puedes imaginar como escribir un Viaje por aire antes de los motores de combustión, ¡tendremos un conjunto completo!

Fuente: Water Travel Before Engines

Traductor: José Alejandro Cantallops Vázquez

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Limyaael 264 La marina


[1] Nota del traductor: En marinería recortar las velas no era cortarlas, sino recogerlas hasta cierto punto.

[2] Nota del traductor: Un número impresionante lo pueden dar los portaviones modernos, cuyas dotaciones operativas oscilan entre los 6.000 a 10.000 marinos.

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