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Limyaael 423 Personajes defectuosos (de nuevo)

Autor: Limyaael

Traductor: José Alejandro Cantallops Vázquez

Por supuesto, los personajes en la mayoría de las novelas tienen defectos. Las novelas no existen si no los tienen, pero a menudo el personaje es un aburridamente idealizado como parte de un contexto histórico y cultural que ya no existe en la mayoría de los países del siglo XXI occidental. (Personajes como Billy Bud de Herman Melville y Eppie de George Eliot también están destinados a servir a un propósito alegórico específico que es raro para las novelas modernas de fantasía). Pero también es posible hacer a un personaje demasiado defectuoso, o agregar solamente excentricidades “encantadoras” que realmente no impactan sobre la vida del personaje de ninguna manera discernible. Estoy segura de puedes pensar en al menos un protagonista cuyo único defecto era hacer demasiado generoso, o demasiado bondadoso. (Nunca recuperaré las horas de mi vida que he desperdiciado leyendo The Wayfarer Redemption).

Entonces, aquí hay algunas ideas (más) sobre como agregar defectos a los personajes y que hacer una vez que los tienen.

1) Date cuenta de que no todos van a ver al personaje de la misma manera en que lo haces.

Esto va primero debido a que, aunque no es sobre agregar como tal defectos a los personajes, podría evitar que entres en el Juego de Reprimir al Lector.

¿Qué es el Juego de Reprimir al Lector? El intento de colocar una brida alrededor del cuello del lector y guiarlos solamente a conclusiones a las que quieres que llegue. En este caso particular, esas conclusiones son sobre los personajes. “Debe” ver a la heroína como encantadora, al héroe como noble, al villano como absolutamente malvado, a la chica que está celosa de la heroína como banal y equivocada más que posiblemente tener un punto. ¿Por qué? Por supuesto, ¡debido a que de otra manera el libro no funcionaría!

Olvídate de que los lectores se deben manejar con las riendas (los látigos y las espuelas) es probable que si no hacen nada más se opongan al escritor.

Si puedes aceptar que las personas tendrán reacciones de amplio rango a incluso los personajes más cuidadosamente delineados y defectuosos – que alguien siempre encontrará a tu heroína poco simpática o demasiado perfecta, así como otras personas se enamorarán de ella – entonces puedes librarte de mucha preocupación. Por supuesto, esto no facilita completamente el pinchazo de obtener la reacción “equivocada.” Pero te puede dar una perspectiva fascinantemente diferente sobre tu propia escritura. Y evitará que intentes lo imposible, anticipando y contraatacando cada reacción, llenando tu narrativa con el tipo de molestos pinchazos autorales que están destinados a guiar a las personas por un camino y solamente un camino donde les agradan, odian o tienen lástima a los personajes.

2) ¿Recuerdas esa parte sobre “no todo el mundo ve al personaje de la misma manera en que lo haces?” Eso también se aplica a los otros personajes.

Una cosa que me molesta últimamente, mucho más de lo que solía hacerlo, es cuando los personajes en una novela actúan como lectores – como si supieran todo sobre el protagonista, la trama o el villano al igual que los lectores del libro, y siempre reaccionan con la simpatía, furia, shock o nausea apropiada. Aquí es cuando sé que el autor ha comenzado a abandonar la caracterización sobre las personas menos “importantes” para adentrarse en los detalles debido a que está demasiado cautivado con unos pocos aspectos de la historia, o que en primer lugar nunca tuvo esa caracterización.

Sí, tus personajes secundarios podrían ser menos importantes para la trama, la temática y la confrontación principal, pero por otra parte, pueden crear o romper tu historia, o mantener leyendo alguien que no está interesado en el protagonista. Digo que no me hubiera mantenido con Robert Jordan durante tanto tiempo como lo hice si no hubiera estada interesado en las personas que no “importaban.”

Así que, cuando tu protagonista comete un error debido a uno de sus defectos de personaje, considera que los otros personajes podrían estar inclinados a reaccionar con menos que la paciencia y la comprensión total que quieres de los lectores. Si han estado lidiando con este defecto durante un largo tiempo, podrían aprovechar la oportunidad para discutir y estar furiosos por ello, o al menos decir, “Te lo dije.” Una de las fuentes de total frustración que consigo de las historias con protagonistas adolescentes es cuan pocas veces he visto cuando las personas sufren debido a la confianza o egoísmo mal ubicado en un adolescente, y nunca enfurecerse por ello. Seguro, el lector podría saber que va a crecer y volverse completamente asombrado debido a que antes han leído muchas de esas historias, pero las personas en el terreno que acaban de perder una batalla debido a que un adolescente sin entrenar decidió que podía comandar las tropas como un general experimentado, no pienso que el tipo de historia importará tanto en el momento como el tonto impenitente.

Por otra parte, también podrían estar inclinados a ser abiertamente indulgentes. Los lectores, conocedores del monólogo interno del protagonista, podrían saber que se culpa a sí misma, y podría tener mucho por lo que culparse a sí misma. Pero sus padres, o su mejor amigo, con la persona de quien está enamorada, podría cloquear sobre ello y asegurarle que no es su culpa, incluso cuando lo es. Y tanto como esto sea natural para sus personajes y tenga sus consecuencias razonables, ¡estaría completamente interesada en verlos! Solamente quiero deshacerme de las reacciones demasiado sabihondas y perfectamente calculadas.

3) Nuevamente, intenta no repetir y repetir redundantemente.

Por supuesto, en la vida real, las personas a menudo cometen el mismo error una y otra vez debido a que no pueden curar sus defectos de personalidad con un chasquido de los dedos. Pero la ficción no es la vida real.

Balancear las cosas entre hacer que tu personaje aprenda la lección perfecta de cada error y hacer que haga la misma cosa en la página 3, la página 10, la página 14 y la página 145. Aquí es donde ayuda tener más que sólo un defecto, o uno variable (ver punto 4). Quizás el personaje es advertido para que no cometa una vez más el mismo error, pero no le presta atención a este otro personaje que también es una molestia. Por tanto, no es perfecta, pero tampoco es capaz de correr dentro de un círculo apretado de las mismas acciones que harán que el lector ponga sus ojos en blanco en esos mismos círculos apretados y abandone el libro.

¿Cómo balancear? Comparando y contrastando las escenas que has escrito. ¿En cuántas el personaje dice y hace exactamente las mismas cosas, o las mismas con solo un poco de variación? Si son varias, considera eliminarlas, o – esta es una de mis tácticas favoritas – haz que el personaje comience a lloriquear debido a un error o comience a cometer uno, y entonces has que la trama se interrumpa. De todo, ¿por qué los enemigos se quedarían por ahí esperando por que la Srta. Oh-Pobre-De-Mi-Es-Por-Haber-Pecado termine su monólogo interno?

(“Sé que se están volviendo impacientes por cometer un desastre descerebrado, soldados, pero tenemos que esperar 3 minutos más hasta que termine el lloriqueo.”)

También, si el personaje realiza un compromiso o una promesa que le da forma y comienza a vigilar su temperamento/inteligentes comentarios tontos/su imprudencia/su egoísmo, muéstrala retirándose de ese compromiso o promesa, pero no completamente. Entiendo lo que los autores están intentando hacer cuando muestran al protagonista rompiendo tales promesas, pero verlos romperlas una y otra vez provee demasiado poco impulso hacia delante, de la misma manera en que ver escenas interminables de introspección sobre los defectos o el mismo error siendo cometido, provee demasiado poco impulso hacia adelante. Puedes tener verosimilitud si el protagonista rompe la promesa y tiene un momento de “¡Oh, mierda!,” e inmediatamente se disculpa en vez de arrastrar y negarse a admitir que estaba equivocada como hizo antes. Entonces, la siguiente vez puede ser un poco más receptiva consigo misma, y quizás mucho mejor la siguiente vez después de esa. Pienso que esto provee un compromiso razonable entre las demandas de la psicología y las demandas de la ficción.

4) Escoge defectos variables, o defectos que varíes.

Aquí tienes a un personaje. La llamaremos Elena. Algunas veces Elena piensa que nació enfurecida. Pierde su temperamento con la caída de un sombrero, le responde a las personas con el poder de lanzarlas a sus mazmorras, dice cosas “ingeniosas” que hacen que sus compañeros pongan sus manos sobre sus ojos, y se adentra en pataletas con sus amigos de una manera que hace que se vaya pisando fuerte y se pierda las batallas discusiones/momentos de gloria. (Nota aquí que este desarrollo de personaje que quiere tratar a un temperamento furioso como un defecto, en vez de una fuente interminable de “ingenio,” lo cual es completamente una mala idea. La mayoría de los autores: No Son Tan Ingeniosos como Piensan que Son). Elena no mantiene ningún resentimiento, pero debido a que pasa mucho de su tiempo gritándole a las mismas personas, la mayoría de sus víctimas no creen en eso. Hace que su pequeña hermana, quien es mucho más tímida y menos confiada, llore un montón. Siente lástima por alguna de estas cosas, pero tampoco le gusta disculparse, así que, cuando le dicen que se disculpe se enfada.

Estas son consecuencias diferentes para la manera en que se enfurece. Si la única manera en que es mostrada que Elena se vuelve “ingeniosa” (seriamente, ¿cuántas cosas elocuentes y divertidas dices cuando tu temperamento está encendido?) y las personas se quedan por los alrededores con la mandíbula desencajada, imagina cuán aburrido sería de leer.

Creo firmemente que la mayoría de los efectos pueden ser variados si simplemente son trabajados de la manera correcta. El problema es que los autores se enamoran con una forma de expresar el rasgo – o, peor, la cambian para que así el defecto nunca sea un defecto (ver punto 5) – y, mientras ciertamente puedes argumentar que el protagonista no es perfecto, todavía es aburrido de leer. Disfruto de los personajes testarudos que se vuelven testarudos de diferentes maneras y por diferentes razones, no sólo debido a que alguien duda de su perfección. Disfruto de los personajes imprudentes y “vivaces” que van cargando hacia el peligro y entonces se hieren u otros son heridos, no simplemente regresan cubiertos de gloria. Disfruto a los personajes chismosos cuyos chismorreos hacen que otros personajes los vean como malévolos, en vez de cada vez regresar para morderlos en el trasero exactamente de la misma manera. Aquí la clave es insertar la variación

5) Evita las “entrevistas de defectos.”

He señalado este punto antes, pero no pienso que pueda ser lo suficientemente enfatizado. Intenta no darle a tus personajes defectos que solamente son del tipo que podrías decir en una entrevista: “Oh, soy demasiado bondadoso.” “Oh, demasiado a menudo tiendo a ser un líder.” “Oh, soy demasiado responsable.”

¿Por qué? Debido a que los personajes que solamente tienen este tipo de defectos, por supuesto, nunca son tratados por el autor como menos que perfectos. Hay maneras de que estas cosas puedan darse la vuelta y morderlos en el trasero. La persona responsable puede tomar la responsabilidad de alguien que se resiente por que lo haga así, o hacer unas cosas chapuceras debido a que está intentando hacer demasiado a la vez. El personaje bondadoso puede ser demasiado indulgente con alguien que no merecen la indulgencia, o ser engañado y traicionado fácilmente. Puede lanzarse a sí mismo de manera molesta dentro de cada rol de liderazgo disponible, ignorando el hecho de que encaja exactamente sólo en uno de ellos, o se vuelve arrogante cuando demanda la obediencia de los demás.

Por supuesto, que tan raramente veas a estas cosas como defectos de entrevista no es una indicación de que los lados negativos no sucedan. Es simplemente una indicación de que el autor se pierde en la admiración por el personaje y/o no piensa que cierta cualidad nunca puede ser mala. Te lo aseguro, todo en exceso lo es.

6) Sobrecargar al personaje con defectos tampoco le hace bien.

Ocasionalmente veo a alguien que se vuelve nervioso, quizás debido a que los lectores beta le han dicho que su protagonista es demasiado perfecto, y decide hacerlo tonto de la manera más fácil y sencilla al hacer a su personaje feo y tonto. (Honestamente, no pienso que la fealdad y la torpeza cuenten como defectos; considero como defectos a cosas que el personaje puede adquirir, más que cosas con las que nació). La cosa es que, tampoco hay garantía de que un personaje será adorable simplemente debido a que tiene un montón de cualidades negativas. Debes resignar que a ti mismo a que las personas no amarán a tu personaje. (Si debes hacerlo marca el punto 1 en la parte trasera de tus párpados).

Además, si tu personaje literalmente no tiene ningún rasgo bueno y aun así las personas a su alrededor de cualquier manera la adoran, ya has fallado una prueba crucial. Las reacciones de los personajes menores hacia el protagonista deberían tener sentido, y no ser manipuladas por el bien de la trama.

Intenta lograr un balance de normal y humano. Tú protagonista puede tener una abundancia de rasgos buenos, mientras no te pases el libro actuando como un coro de alabanzas y gritando al tope de tus pulmones, “¿Ves? ¿Ves? ¡Todos deberían caer a sus pies!” Puede tener un montón de rasgos malos, mientras los muestres afectándola y al mundo a su alrededor con algo de realismo psicológico. Y puede ser un ser humano mucho más ordinario que tiene algunos defectos y algunos rasgos buenos, conoce algo sobre alguno de estos y nunca nota otros, y pasa su vida haciendo lo que necesita hacer para seguir adelante, con algunos destellos de cobardía y gracia en el combate.

Probablemente una diatriba sobre la lealtad será la siguiente.

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