
Autor: Limyaael
Traductor: José Alejandro Cantallops Vázquez
Otra diatriba que simplemente quería escribir.
1) Recuerda que cada persona agregada al grupo cambia la dinámica.
Una conversación entre un par de personas cambia cuando llega una tercera, y no solamente en las maneras obvias, tales como que los primeros dos se mantienen callados sobre cosas que no quieren que la tercera persona sepa. Sus reacciones a cada uno cambian. Su concentración se divide; probablemente ahora están manteniendo un ojo sobre el tercero, así como también a lo que se dicen el uno al otro. La mayoría del tiempo, la persona que es cualquiera de los tres con las otras dos es diferente de la persona que son solos con su primer compañero de conversación o con el segundo. Y las cosas se vuelven aún más complicadas si llega una cuarta persona y se une al grupo, o si un personaje sospecha que está siendo observado.
¿Le vas hacer justicia a toda la dinámica de grupo? Probablemente no. Y podría haber cosas que tengan que ser incluidas en la conversación que significan sacrificar el realismo de la dinámica de grupo en favor de otro aspecto. (Ver punto 2). Pero mantener estas cosas en mente podría ayudar:
- La novedad de los personajes/cuán bien se conocen el uno al otro.
- El estatus relativo entre ellos, mediante cualquier mecanismo relevante.
- Cómo fue su última interacción.
- Cuánto saben sobre el tema de conversación.
- Cuán cómodos están alrededor de estas personas/personas como esta.
- Dónde está todo el mundo sentado/de pie/recostado/caminando.
- Qué están haciendo.
- La impresión que quieren darle a los otros, sin importar si realmente se sienten de esa manera.
- La formalidad de la situación.
- Cuán perceptivo es cada personaje. Algunos notarán los deslices de la lengua, algunos no lo harán, y algunos lo harán y otros pretenderán no hacerlo.
- Qué razón tienen para estar atentos a matices ocultos de la conversación. (Nuevamente, ver punto 2).
- Aspectos individuales de la visión del mundo que determinarán cómo reaccionarán a ciertos giros de las frases, las acciones y reacciones de otras personas y las provocaciones.
Así que sí, se vuelve algo complicado y he leído unas pocas escenas de grupo de que las que diría funcionaban bien en cada nivel posible. Pero tomando estas cosas en consideración puede ayudarte a evitar los extremos de cabezas parlantes o un personaje convirtiéndose en un monólogo y a los demás en muebles.
2) Balancea la necesidad de la trama, las del personaje y la física.
Solo una rápida definición de todas estas tres, aunque pienso que pueden ser obvias (en cuyo caso, salta hasta el párrafo siguiente). Necesidad de la trama: qué tiene que suceder en esta conversación para que la trama avance. Necesidad del personaje: qué tiene que suceder en esta conversación debido a lo que pensarán, creerán, dirán y notarán los personajes. Necesidad física: qué tiene que suceder de acuerdo con las leyes de la naturaleza, tales como ser escuchado gritando, murmurando o un personaje que escucha siendo incapaz de darle sentido a lo que una persona está murmurando para sí misma al otro lado de la habitación.
A menudo las necesidades de la trama gobiernan a estas, debido a que el autor conoce que en este punto la heroína definitivamente debe averiguar que su leal consejero es realmente un traidor, o uno de los personajes debe soltar el secreto que desbloqueará el resto de la historia. Sin embargo, puede llevar a los otros hacia extremos ridículos. Cuando un personaje que nunca ha dejado que salga una palabra suelta de sus labios en su vida es el que suelta el secreto, no funcionará tan bien. Cuando la heroína está sentada en una silla enfrente de la chimenea, de espalda a su consejero, y de alguna manera se las arregla para saber que el personaje traicionero está acercándose a ella con una espada incluso aunque está caminando silenciosamente y de manera física es imposible para ella verlo… sep, no demasiado bien. Y no importa cuán importante es, todavía me encuentro a mí misma enojada cuando el personaje despistado y nada perceptivo que ni siquiera nota cuando alguien está coqueteando con él reconoce repentinamente el peligro de la expresión en el rostro de alguien que la hizo durante medio segundo. Generalmente siento que en este caso los autores deberían pasar más tiempo en la caracterización, más que en asumir que debido a que la trama lo necesita está justificado.
Una cosa que la necesidad del personaje y la necesidad física pueden hacer que la necesidad de la trama no puede hacer en solitario es agregarle suspenso a la escena del grupo. Quizás la heroína habría descubierto que su consejero era un traidor, pero debido al nerviosismo y la tensión de otra persona en la habitación con un secreto sin ninguna relación, se gira y termina culpándolo a él, y le permite al consejero escapar. Pero esa persona no habría estado tan nerviosa y tensa si la noche pasada su amante le hubiera dado una respuesta sobre si quería casarse con él, o si fuera un tipo diferente de persona, más estoico y calmado. Alterar una pequeña cosa puede alterar muchas, y mientras a menudo es imposible rastrear todas las consecuencias de un pequeño efecto en la vida real, puedes tener una gran diversión haciéndolo en la ficción.
3) Las percepciones y reacciones falsas son mucho más divertidas que las verdaderas.
¿Por qué asumir que nadie en la habitación está mintiendo? ¿O qué si dos personajes tienen percepciones contrarias de un tercero, uno debe estar en lo correcto y el otro equivocado? Es mucho más divertido enturbiar las aguas.
Por supuesto, la respuesta puede ser, “Debido a que hace las cosas más complicadas.” Pero también lo complicado es divertido. Ciertamente le puede agregar algún sabor que a algo que sería una aburrida trama lineal si cada suposición estuviera acertada y cada vez que alguien hiciera una suposición estuvieran invariablemente en lo correcto.
También podría darle a las personas razones legítimas para estar furiosas, lo cual es un bonus menor, pero necesario en algunas novelas de fantasía y novelas de romance, donde los personajes se odiarán por siempre los unos a los otros basados en malentendidos estúpidos. ¿Por qué no hacer que realmente odien a la otra persona por lo que esa persona realmente dijo? Eso no significa que el hablante tiene que ser 100% odioso. Podría estar teniendo un mal día y quería esparcir su miseria o podría no ser muy buena con las palabras y tener comida atascada en su boca, pero cualquier explicación solo lo hace peor. Entonces se vuelve furiosa, debido a que la otra persona debería haberse detenido y haber escuchado sus explicaciones en vez de asumir que ella se refería a que era estúpida y fea. Dos personas con temperamentos volátiles, los cuales tienen una buena parte de los protagonistas principales, lo harán peor y pronto tendrás un hermoso conflicto burbujeante sin la necesidad de un juego de culpas autoral. Los personajes jugarán felizmente el juego por sí mismos.
4) Las dinámicas de grupo dan espacio para mostrar más variaciones de las personalidades individuales.
Al menos, si tus personajes se mueven de grupo en grupo, lo harán. Alguien que es un ratón en el trasfondo de un grupo bien podría ser el líder en otro. Alguien que no tiene competencia en una situación puede ser un igual y un rival en otra. Y alguien que es aborrecible o dañino en privado podría poner un muy buen rostro público o la inversa.
Una versión más común de esto, es mover el personaje que quieres desarrollar dentro de un momento o lugar diferente y entonces hacer que el protagonista los confronte, pero no pienso que funcione tan bien. Lo primero es que generalmente aquí solo hay dos personas, sin la interesante dinámica que proveen los grandes grupos y posiblemente las interacciones están limitadas. Segundo, el mismo protagonista no necesariamente va a cambiar su mentalidad sobre esta otra persona si es testaruda y tiende a tener creencias talladas en roca (otro rasgo común de los personajes principales en muchas novelas de fantasía), lo cual hace la ambientación diferente menos efectiva. Y tercero, bueno, si el protagonista cambia su forma de pensar, es otro caso de desarrollar al personaje principal mientras tratamos a los secundarios como objetos de utilería, en este caso la palabra clave es epifanía. Y estoy a favor de mostrar que los otros personajes tienen vidas por su cuenta fuera de la del protagonista —que pueden interactuar con otras personas que no son él, que se preocupan o se enamoran de personas que no son él— y que el protagonista puede ser cambiado y moldeado por sus conexiones con otras personas en vez de ser una isla.
La dinámica de grupos lo hace todo así de bien.
5) No hay necesidad de explicarlo todo.
En grupos establecidos, habrá bromas internas que un espía o un nuevo integrante no captará, corrientes subterráneas de diversión, animosidad, irritación o largo sufrimiento que serán notadas pero para las que no conocerán la razón, diferentes niveles de dedicación al grupo que pueden ser explicados por los eventos recientes que nadie le ha explicado al personaje punto de vista. Y eso está bien.
Las escenas de grupos son grandes lugares para las “sombras,” esos detalles agregados profundizan la historia e intrigan al lector sin la necesidad de un flashback de tres páginas o volverse la pista de la cual depende toda la trama de misterio. Todas estas son personas que se conocen las unas a las otras, y cuya dinámica se altera, como mencioné en el primer punto, con la adición de cada persona, ya sean nuevos o no. Sus vidas se intersecan, brevemente, con las del protagonista, pero eso no significa que toda su historia de vida necesita estar encapsulada en esa escena (y pienso que los autores generalmente cometen un error cuando intenta hacer eso). Tienen escenas que tienen rastros olorosos de sus pasados, pero ese pasado no necesita ser traído completamente dentro del presente. Tal táctica a menudo hace que los personajes así explicados parezcan figuras recortadas de cartón —o palabras en una página— y eso es precisamente el tipo de cosa que generalmente intenta evitar una buena caracterización.
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