
Para algunos de ustedes que no andan demasiado metidos en el mundo de la literatura cubana (tampoco es que yo lo esté demasiado), el año pasado, al mismo tiempo que se abogaba por que se pudiera enviar a los concursos por correo electrónico, hubo una gran discusión sobre si debería haber concursos de ciencia ficción en Cuba. Mientras que ahora se puede enviar a los concursos por correo electrónico (no debido al pedido de ello, sino debido al coronavirus), el tema de los concursos de ciencia ficción ha quedado en el aire.
El título de este artículo hace referencia a otro artículo que escribió “un escritor cuya carrera no termina de despegar.” Este, de cuyo nombre no recuerdo, excepto que tenía más o menos mi edad, escribía una larga diatriba sobre el por qué debería eliminarse la categoría de ciencia ficción, que ahora incluye también la fantasía y horror, del premio Calendario.
Sobra decir que estuve bastante indignado cuando leí sus argumentos y dejé mis respuestas en aquel artículo. Sin embargo, este no es un artículo respuesta, sino, uno donde pretendo establecer las razones por las que no solamente la ciencia ficción debería tener sus propios concursos.
La ciencia ficción es literatura y debería competir con la demás literatura
La lista de cosas que he escuchado decir en contra de los concursos de ciencia ficción incluyen opiniones tan prejuiciadas y tontas como:
- La ciencia ficción es literatura de segunda.
- El papel que gastan en esos libros debería dedicarse a publicarse las novelas que realmente valen la pena.
- Es literatura escapista y que solo la leen un grupo de raritos.
- Las obras que se premian no tienen calidad literaria.
Y, aunque no se puede negar que haya algo de verdad estas afirmaciones, por si mismas no representan ninguna razón real por la que deberían eliminarse los concursos de ciencia ficción.
La única razón medio coherente que he escuchado es la de que la ciencia ficción debería competir con el resto de la literatura. La cual, hay que admitir, en un nivel elemental es cierto: la ciencia ficción, la fantasía y el horror son literatura. Sin embargo, analicémoslo con más profundidad.
Lo primero que hay que hacer notar es que, en la literatura, no todas las obras literarias tratan los mismos temas, personajes ni tienen un worldbuilding común. Por tanto, es necesario clasificarla en subgéneros para acomodarla y entenderla de una mejor manera. Los tipos de divisiones que hay son muchos, pero el que usaré aquí es una bastante general y sencillo en el que la literatura se divide en dos grandes grupos: la mainstream y la especulativa.
La literatura mainstream incluye la mayoría de las obras narrativas que se escriben y se publican en el mercado editorial. Estas se caracterizan por estar basadas en el mundo real o uno muy similar y en las que el autor tiende a centrarse en lucir sus habilidades como escritor. Mientras que la literatura especulativa es aquella que, aunque puede estar ambientada en un mundo similar al real, se centra más en responder a un “y si…”: pudiéramos viajar por el espacio más rápido que la luz (ciencia ficción), viviéramos en un mundo diferente al nuestro dónde hay magia (fantasía), los monstruos y otros seres sobrenaturales fueran reales (horror).
En esencia, todas las novelas que se escriban dentro de estos subgéneros de la literatura seguirán siendo literatura, pero pueden resultar ser muy diferentes. Lo cual, me lleva al siguiente punto.
Se supone que en un concurso las obras compiten en igualdad de condiciones, ¿no?
Por igualdad de condiciones no me refiero a que todas las obras sean leídas y los jurados sean imparciales, eso es algo básico en cualquier concurso. Sino a que todas las obras que compitan tengan una base común para juzgarlas. Y, es aquí donde el argumento de que como la ciencia ficción es literatura, también debería ser juzgada en los concursos normales pierde su valor.
La verdad es que no, ser solamente literatura no garantiza que haya una igualdad suficiente a la hora de premiar una obra. Tanto la literatura mainstream, como la especulativa tienen sus propios cánones de que se espera aparezcan en sus novelas, al igual que tropos y otras características únicas que las diferencian de los demás géneros.
Imagina un concurso de “literatura” donde compitieran al mismo tiempo El club de la lucha de Chuck Palahniuk, Dune de Frank Herbert y La historia interminable de Michael Ende. ¿Quién ganaría teniendo como jurado un conjunto de escritores de mainstream (que son los jurados en los concursos normales de literatura)? La respuesta obvia es que ganaría El club de la lucha.
¿Por qué? Fácil, porque además de ser una novela genial, con una de las mejores caracterizaciones de personajes que he leído, está el hecho de que los jurados no tienen ninguna base para apreciar la genialidad de las otras dos novelas. Y esta base no se gana por haber visto par de películas de ciencia ficción y otro par de series de fantasía. Se gana leyendo varias decenas de las mejores novelas de cada género y eso es algo que ninguno hace. Claro, aquí no estamos contando el prejuicio de cada jurado, que, lamentablemente, muchas veces se impone en los concursos.
Entonces, ¿es justo qué la ciencia ficción, la fantasía y el horror sean juzgados dentro de los concursos normales? La respuesta a estas alturas debe ser un no. No sería un concurso justo para las obras de los géneros que los jurados no han leído o desprecian.
Por tanto, sí deberíamos tener concursos de ciencia ficción
No solamente porque es justo, sino porque la ciencia ficción, así como los demás subgéneros de la literatura especulativa han tenido un gran incremento de escritores y lectores dentro del país en los últimos años.
Los concursos de ciencia ficción se han convertido en el principal incentivo para todos estos nuevos autores (entre los que me incluyo), que buscan ver sus libros o cuentos publicados en papel y obtener una recompensa monetaria por ello. Igualmente, pienso que no solo deberían mantenerse, sino que deberían ampliarse y especializarse: tener concursos dedicados solamente a las novelas de fantasía o las de horror, haciendo incluso más justa la competencia.
Las buenas noticias son que la respuesta oficial a esta oleada de detractores de la ciencia ficción, la fantasía y el horror es que no solamente se mantendrán los concursos, sino que incluso aumentarán el pago. El premio Calendario subió su premio a 5000 pesos, el Hydra a 3000 y el Juventud Técnica a 1000.
Esperemos que las cosas se mantengan así y tengamos más concursos en los que participar, sigan apareciendo nuevas voces y encontremos buena ciencia ficción, fantasía y horror hecho en Cuba. Incluso, aunque la situación se vuelva adversa en el futuro, lo importante es seguir escribiendo lo que nos gusta y no desanimarnos por ello.

José Alejandro Cantallops Vázquez. Graduado del XVIII curso de técnicas narrativas del Centro Onelio Jorge Cardoso. Mención del 1er concurso Qubit de cuento Ciberpunk, 2016. Miembro del taller Espacio Abierto (2015) y del grupo Dimensión X (2017). Primera Mención del Encuentro de Talleres Provincial, Las Tunas (2017). Ganador del concurso Oscar Hurtado, en la categoría de artículo teórico, La Habana (2018). Mención en el concurso Oscar Hurtado, en la categoría de cuento fantástico, La Habana (2019). Imparte el taller literario “Escrito con tinta” auspiciado por la Fundación Nicolás Guillén, Las Tunas (2019). Ha publicado en la revista Qubit y en la Korad, teniendo un espacio fijo en esta última y dónde cómo complementos se publican traducciones suyas.
Recuerda siempre que leer te hará culto, pero leer Fantasía, hará que vivas fantásticas aventuras en mundos increíbles.
Lamentablemente cada año las cosas están peores para el genero de la ciencia ficción. Y en cuba peor…
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Bueno, también está el hecho de que la ciencia ficción lleva desde principios del 2004 estancándose en la parte literaria, después del post-ciberpunk no ha habido nada demasiado nuevo. Pero bueno, esa no es razón para condenar al género, quizás en par de años o una década haya un nuevo impulso creativo.
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O quizas no.
¯\_(ツ)_/¯
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De igual manera, si desaparece (algo que definitivamente tomaría décadas), le pasaría lo mismo que a las novelas de Julio Verne y a las de Edgar Rice Burroughs, serían absorbidas por géneros mayores como la literatura de aventuras y la fantasía. Perderían el sense of wonder, pero seguirían con nosotros.
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Tiene sentido.
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